La borrasca Emma, quinta con nombre de la temporada 2017-2018, fue nombrada por el Instituto Português do Mar e da Atmosfera (IPMA) el 25 de febrero de 2018 por avisos de rachas de viento y de lluvia de nivel naranja que afectaban a las islas Azores a partir del día 26. Durante toda la semana siguiente Emma tuvo una compleja evolución que hizo que afectara a gran parte de Europa occidental, incluída España, hasta deshacerse el día 4 de marzo.
Formación y evolución posterior de la borrasca
La borrasca Emma se formó al sureste de Terranova, un poco al norte del paralelo 40 ºN, a lo largo del día 24 de febrero. Durante el día 25 se profundizó rápidamente, al tiempo que se desplazaba hacia el sureste, en dirección a las islas Azores. Durante los días 26 y 27 alcanzó su máxima profundización en el entorno de dichas islas, aproximadamente 979 hPa, al tiempo que se formaba un gran frente ocluido. A partir del día 28 de febrero se desplazó en dirección noroeste, mientras se iba rellenando lentamente. El 1 de marzo a mediodía su centro, con algo menos de 976 hPa, se ubicaba sobre Galicia. 24 horas más tarde lo hacía sobre Bretaña y el Canal de La Mancha, con un mínimo de unos 980 hPa. A partir de ese momento y durante las siguientes 48 horas permaneció estacionaria o se desplazó ligeramente hacia el oeste, al tiempo que era absorbida por otra baja formada posteriormente y menos profunda y activa.
Avisos emitidos y datos registrados en España
La borrasca Emma, con sus varios frentes asociados, afectó a España prácticamente durante toda la semana en que estuvo activa, en primer lugar a Canarias, durante los días 27 y 28, y a partir del día 28 y hasta que se diluyó, a la España peninsular, Baleares, Ceuta y Melilla, con especial incidencia el día 1, cuando su frente pasó por Galicia.
El lunes 26 AEMET emitió un aviso especial por lluvia, viento y nieve en la Península y Canarias válido desde el mismo día 26 y durante una semana. Las nevadas, muy copiosas, ocurrieron justo antes de la llegada de los frentes que acompañaron a la borrasca Emma. A partir de ese momento la precipitación fue en forma de lluvia, intensa y persistente, especialmente en las vertientes sur de las cordilleras de la mitad oeste peninsular, por lo que se emitieron avisos tanto de intensidad (precipitación acumulada en una hora) como de persistencia (en doce horas). También fueron muy destacados los valores de rachas de viento registrados en Canarias, por encima de 120 km/h (huracanadas) en varios puntos. Los fenómenos costeros igualmente afectaron tanto a Canarias como a las zonas costeras atlántica y cantábrica en la Península. Tan sólo las Baleares y algunas zonas litorales del Mediterráneo se libraron de los efectos de la borrasca Emma y sus frentes, así como de la situación de nevadas que precedió a su llegada. Los avisos emitidos de los distintos fenómenos no llegaron al nivel rojo, tan solo al nivel naranja, pero su gran extensión territorial justificó la emisión del aviso especial.