27/06/2019 - La atmósfera no entiende de fronteras y si queremos conocer la evolución general del clima necesitamos una red mundial unificada de datos meteorológicos. Así, para poder comparar magnitudes meteorológicas en distintos puntos del planeta la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha desarrollado un completo conjunto de normas que abarcan desde cómo debe realizarse el montaje del instrumental de medición, a qué protocolos de medición se deben adoptar, pasando por aspectos relativos a su gestión que sirvan para asegurar la trazabilidad de la medida. Todo este complejo conjunto de estándares es de obligado cumplimiento por todos los Servicios Meteorológicos Nacionales que quieran que su información sea reconocida de forma oficial por la comunidad meteorológica nacional. Con ello se garantiza que lo que se coteja presenta las mismas características y, por tanto, que la comparación tiene sentido.
Para clarificar todo este entramado de normas podemos tomar el ejemplo de las lecturas termométricas. Lograr que la medición de la temperatura del aire se haga siempre en condiciones similares exige, asegurar la normalización de aspectos como:
Además de estos requerimientos perfilados a modo de resumen, también hay que asegurar que la estación está correcta y eficazmente conectada a un sistema de comunicaciones. También hay que establecer protocolos que exijan la trazabilidad de la medida mediante la calibración, cada cierto tiempo, de los sensores con el patrón de medida.
Todos los datos que llegan al Banco Nacional de Datos Climatológicos son sometidos a procesos de validación para detectar posibles errores. En las estaciones dotadas de personal, tanto de la red principal como de la secundaria, el primer control y más importante es el del propio personal. Adicionalmente son sometidos a otros procesos automáticos: comparación con las efemérides de la serie, coherencia espacial y supervisión por el personal de las unidades de Climatología y Sistemas Básicos de las Delegaciones.
La depuración de los datos de las estaciones automáticas es más compleja. Hay un primer control en la propia estación, pero muy poco restrictivo para evitar eliminar datos válidos pero poco frecuentas como ocurre en situaciones adversas. Por ello en estas estaciones la validación se realiza principalmente por personal experto de las unidades de climatología y sistemas básicos apoyados en una serie de herramientas informáticas desarrolladas al efecto y en la vigilancia de los productos que de forma continua y automática se van generando.
Es evidente que un sistema de medición tan exigente que busca datos lo más representativos posibles hace que toda medición realizada en condiciones que no cumplan las reglas anteriores deba tomarse con mucha cautela y no pueda reconocerse como dato oficial. Es por ello que tiene tanta importancia para conocer la evolución del clima el poder disponer de series climáticas de temperatura soportadas por estaciones de observación meteorológica homologadas y acordes a las normas fijadas por la OMM. La Agencia Estatal de Meteorología opera una red muy densa de más de 3000 estaciones y gracias a ello toda la información del Banco Nacional de Datos Climatológicos disponible para cualquier ciudadano nos permitirá hacer efectivo ese principio esencial de conocer para poder luchar de forma efectiva contra el cambio climático por causas antropogénica.