Agència Estatal de Meteorología

Por lo que respecta a la distribución geográfica de las precipitaciones recogidas a lo largo del año se aprecia, a grandes rasgos, una tendencia a precipitaciones superiores a las normales en el centro, sur y este peninsulares y a precipitaciones inferiores a dichos valores normales en buena parte del cuadrante noroeste. Se observa en concreto un moderado déficit de precipitaciones en Galicia y en buena parte de las regiones de la vertiente cantábrica, lo que en el caso de algunas de las regiones del norte peninsular ya sucede por tercer año consecutivo, este déficit pluviométrico se extiende, aunque de forma menos acusada, a zonas del norte y oeste de las comunidades de Castilla y León y Extremadura, de forma que las precipitaciones acumuladas durante los últimos 12 meses se sitúan ligeramente por debajo del 75% de los valores medios normales en áreas de la mitad oeste de Galicia, zonas de Cantabria y País Vasco y norte y oeste de Extremadura, en tanto que en el resto de las zonas anteriormente citadas oscilan en torno al 80%-90% de los valores normales.

Húmedo en el sur y en el este

Por el contrario y en acusado contraste con lo anteriormente destacado, cabe afirmar que el año ha resultado ser en general bastante húmedo en la mayor parte de las regiones de las mitades sur y este de la Península Ibérica, así como en ambos archipiélagos, con precipitaciones acumuladas en estas áreas entre un 10 % y un 30% sobre los valores medios, destacando en este sentido las zonas de la costa andaluza y zona del estrecho, así como el sur de Murcia, en las que las precipitaciones acumuladas son superiores en más de un 50% a los valores normales, llegándose por ejemplo a casi un 70% en el observatorio de Málaga y a bastante más del doble del valor medio en el de Melilla.

Si se analiza con detalle la forma en las que estas precipitaciones se han repartido a lo largo de las distintas estaciones del año, cabe destacar en primer lugar que el trimestre otoñal septiembre-noviembre fue húmedo a muy húmedo, dándose el hecho infrecuente de que en prácticamente todas las regiones se alcanzan o superan los valores medios, si bien resultó ser especialmente lluvioso en toda la mitad occidental, así como en el nordeste peninsular llegándose en algunas estaciones de las citadas zonas a totales acumulados de precipitación de más de doble de los valores normales. Frente a este otoño tan húmedo el período invernal diciembre-febrero trajo consigo una pausa relativa en las precipitaciones de modo que diciembre resultó ya un mes de transición con una primera mitad aún húmeda y una segunda con escasas precipitaciones, en tanto que enero fue en conjunto bastante seco y febrero resultó también algo mas seco de lo normal, apuntándose progresivamente a lo largo de estos meses invernales hacia una tendencia que marca el resto del año hidrológico en el sentido de un comportamiento diferenciado, según nos situemos a un lado u otro de una línea trazada desde el norte de Cataluña hasta el oeste de Andalucía, con precipitaciones relativamente escasas al norte de la línea y en cambio bastante abundantes al sur de la misma. Estas circunstancias hicieron que en el norte el superávit de lluvias acumulado a lo largo del otoño fuera progresivamente disminuyendo hasta prácticamente anularse al final de la estación, mientras continuaba incrementándose en general en el centro y este de la península.

Déficit pluviométrico

Esta tendencia hacia precipitaciones relativamente escasas en el noroeste y tanto más abundantes en términos relativos cuanto más hacia el sureste nos situemos, se puso plenamente de manifiesto a lo largo del trimestre primaveral, de modo que en tanto que en Galicia las precipitaciones acumuladas en el conjunto de los meses de marzo, abril y mayo apenas supusieron el 60 % de los valores medios, incrementándose por ello en estas zonas el déficit pluviométrico gestado en la anterior estación, en zonas de Valencia, Murcia y zona costera andaluza comprendida entre Almería y Málaga, las lluvias caídas supusieron más del doble de los valores medios para estos tres meses, por lo que el superávit de lluvias frente al valor normal creció apreciablemente en estas zonas mediterráneas. Finalmente el trimestre veraniego junio-septiembre con el que se cierra el año hidrometeorológico fue seco en general, con unas precipitaciones totales acumuladas en la estación del orden del 80% de los valores medios; curiosamente el patrón de la distribución espacial de estas precipitaciones es prácticamente inverso al de las dos anteriores estaciones, de forma que únicamente en el noroeste peninsular se alcanzan los valores normales de precipitación, sobre todo recogidas a lo largo del mes de agosto, en tanto que en el resto de España puede hablarse de un verano seco a muy seco, en especial en todo el tercio sur peninsular, en el que apenas se registran precipitaciones significativas a lo largo de toda la estación veraniega.

En resumen puede afirmarse que el año se cierra con un apreciable superávit de lluvias en el sur, este y centro, superávit acumulado especialmente a lo largo de los trimestres otoñal y primaveral, y en el sentido contrario con un moderado déficit pluviométrico en el noroeste, que se fue generando de modo progresivo a lo largo de los meses de invierno y primavera, y luego se redujo aunque muy ligeramente a lo largo de la segunda mitad del verano, todo ello situado en el contexto general de un año en conjunto algo más húmedo de lo normal.