18/09/2020 -Durante este último decenio, que termina en 2020, prácticamente se han duplicado tanto el número de olas de calor como de días al año en los que se registran estos episodios extremos en relación a décadas anteriores. El número de días de máximo estrés térmico, según el índice térmico universal, en el sur peninsular en verano de 2020 superó al del verano de 2003, marcado por una histórica ola de calor con una mortalidad asociada estimada de 6500 personas en España según el Centro Nacional de Epidemiología. El verano de 2020 registró temperaturas más altas de lo normal por sexto año consecutivo. Fue muy cálido y en su transcurso se produjeron dos olas de calor. Nueve de los diez veranos más cálidos desde 1965 han tenido lugar en el siglo XXI. Las precipitaciones se encontraron en verano dentro de lo habitual, aunque con episodios intensos, y darán paso a un cierre del año hidrológico con precipitaciones por encima de la media. El otoño astronómico, que comenzará el martes 22 de septiembre a las 15:31 hora oficial peninsular, será probablemente más cálido y más seco de lo normal en toda España.
La Agencia Estatal de Meteorología ha hecho público su avance climático del verano de 2020; dicho verano cierra una década en la que las olas de calor en nuestro país han sido las protagonistas: en el último decenio se han registrado veintitrés olas de calor, frente a las once o doce que se produjeron en cada una de las tres décadas anteriores. Por lo tanto, prácticamente se ha duplicado su número.
Una ola de calor es un episodio de tiempo extremo caracterizado por temperaturas muy elevadas, que afectan a una amplia región durante un período de tiempo extenso. En este sentido, cabe señalar que no sólo se ha duplicado el número de olas de calor, sino que también lo ha hecho el número promedio de días al año en los que se ha encontrado España bajo dicha situación; así, en la última década la cifra ha sido de catorce, mientras que en las tres décadas anteriores este valor se cifró en seis días. Es decir, en los últimos diez años hemos soportado en nuestro país más del doble de días en situación de ola de calor que en las décadas precedentes. Además, también se observa un ligero aumento de su intensidad. Por lo tanto, actualmente en España se registran más olas de calor, más largas y más intensas que en décadas anteriores.
Otra forma de valorar ese estrés térmico exterior inducido por el clima al que los seres humanos se ven sometidos pasa por trabajar con el índice térmico universal (UTCI); éste se calcula teniendo en cuenta parámetros ambientales como la temperatura del aire, la humedad, la velocidad del viento y la radiación. En ese sentido, el número de días durante los cuales se alcanzó la "categoría de estrés por calor muy fuerte", la máxima de las 10 categorías en las que se divide el UTCI, durante el verano de 2020 en el sur de la península ibérica no solo superó los valores de referencia (1981-2010) si no que rebasó a lo sucedido en el verano de 2003, un verano marcado por una ola de calor histórica en Europa con una mortalidad asociada al evento estimada en 35000 personas, de las cuales más de 10000 se estima que se produjeron en Francia y 6500 en España según el Centro Nacional de Epidemiología.
Situaciones como las descritas, de olas de calor o de estrés térmico máximo, suponen un grave problema de salud con implicaciones que van más allá de los golpes de calor ya que se asocian además con una sobremortalidad vinculada a enfermedades previas, generalmente de carácter respiratorio y cardiovascular.
Calor en mar y en tierra
En cuanto al verano de 2020 en España, cabe señalar que fue en conjunto muy cálido. Registró una temperatura media de 23,9 ºC, es decir, 0,9 ºC por encima de lo normal, y fue especialmente cálido en puntos del sur y este peninsular, zona centro y ambos archipiélagos. Se trató del sexto verano consecutivo con temperaturas por encima de los valores normales, y el noveno más cálido tanto del siglo XXI como del total de la serie. Nueve de los diez veranos más cálidos de la serie se han registrado en el siglo actual, y cinco de los diez con temperatura media más elevada, en la presente década.
Durante este verano se registraron dos olas de calor: la primera de ellas, entre el 25 de julio y 2 de agosto, dio lugar a las jornadas más cálidas de la estación. El 30 de julio, en Hondarribia-Malkarroa (Aeropuerto de San Sebastián) se alcanzaron 42,2 ºC, la temperatura más elevada de una serie que arrancó en 1956, mientras que el 2 de agosto Melilla no bajó de los 31,8 ºC, la temperatura mínima más elevada en la Ciudad Autónoma desde que hay registros. La segunda ola de calor tuvo lugar entre el 6 y 10 de agosto, y en Canarias hubo un episodio cálido entre el 25 y 27 de agosto. Este último día, la temperatura mínima del aeropuerto de Tenerife / Los Rodeos fue de 29 ºC, la más alta de una serie que arrancó en 1941.
Otro aspecto a destacar es la temperatura del agua del mar Mediterráneo en nuestro entorno, que ha estado alrededor de 0,8 a 0,9 ºC por encima de lo normal; ésto situaría al verano de 2020 como el cuarto con aguas más cálidas desde el inicio de las mediciones en 1980. Desde entonces, la temperatura del agua del mar Mediterráneo próximo a las costas españolas se ha incrementado en 1,6 ºC.
En cuanto a las precipitaciones, éstas se situaron en torno a los valores normales, aunque el verano fue húmedo o muy húmedo en áreas del norte y este peninsular, así como ambos archipiélagos, y seco en general el suroeste peninsular, buena parte de Andalucía y Canarias. Las precipitaciones registradas fueron irregulares y muchas veces en forma de chubascos tormentosos.
Cabe destacar el episodio de tormentas generalizadas del 11 y 12 de agosto, debido a una dana; durante éste, Ciudad Real con 28 l/m2 y Córdoba con 58 l/m2 registraron su día más lluvioso para un mes de agosto desde que hay registros, es decir desde 1971 y 1959 respectivamente, y en el caso de la ciudad andaluza, además también de todo el verano. Por otro lado, una borrasca situada sobre las islas británicas, inusualmente profunda para la época estival, dejó abundantes precipitaciones en Galicia y Asturias a mediados del mes de agosto.
El Planeta sigue calentándose
Fuera de nuestras fronteras también se han batido marcas históricas. Un repaso por los titulares más destacados nos indica que hemos vivido el segundo junio, tercer julio y cuarto agosto más cálidos del Planeta desde que hay datos, es decir, desde 1880. Los cinco agostos más cálidos en la Tierra se han producido en los últimos cinco años y, además, la extensión de hielo marino ártica fue la menor para un mes de julio desde que éste se monitoriza, es decir, desde 1979.
En Europa, pese a haberse registrado el junio más cálido de la serie, el verano de 2020 ha sido más caluroso de lo normal pero no de récord: la temperatura media de junio a agosto en el continente estuvo 0,9 ° C por encima de la media del periodo de referencia (1981-2010) pero lejos de los 1,4ºC de 2018, que constituyen el primer puesto.
Un otoño más seco y caluroso de lo normal
El otoño astronómico, que comenzará el martes 22 de septiembre a las 15:31 hora oficial peninsular, será probablemente más cálido y más seco de lo normal en toda España.
Más concretamente, el avance de la tendencia del tiempo previsto para el periodo octubre-noviembre-diciembre de 2020 indica que hay una mayor probabilidad de que la precipitación se encuentre en el escenario más seco de lo habitual en toda España, no siendo descartables episodios aislados de fuertes precipitaciones en el Mediterráneo (periodo de referencia 1981-2010).
Además existe una mayor probabilidad de que la temperatura media se encuentre en el escenario de más calor de lo normal en toda España. Eso supone que en la Península y Baleares esa temperatura media trimestral estará, al menos, 0,6ºC por encima de lo normal, aunque en algunas zonas ese valor va a ser francamente superior; así, en el Sistema Central, cuadrante noroccidental, puntos de la Ibérica y de las Sierras de Cazorla y Segura es donde se esperan las anomalías positivas más destacadas que podrían acercarse incluso al valor de 1ºC.
NOTA: Los datos empleados para elaborar este avance climatológico son provisionales y están sujetos a una posterior validación.
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