El campo y el monte estuvieron condicionados por un invierno, en general, cálido y seco respecto al clima normal para la época. Abril fue un mes muy lluvioso y mayo muy seco. Estas condiciones fueron, en gran parte del territorio, desfavorables para pastos y cultivos de cereal. Muchas floraciones de frutales se adelantaron y en algunos casos eso hizo que fuesen perjudiciales las lluvias (a veces intensas) de abril.