Primavera fría, lluviosa, con suelos húmedos y nieve en las montañas hasta casi el comienzo del verano. Febrero, marzo y abril se caracterizaron, en general para el conjunto del territorio, por el frío, la lluvia y la nieve. Mayo y comienzos de junio fueron frescos y muy inestables. Los campos y montes, así como la reserva hidráulica en los embalses no sólo se recuperaron del déficit que presentaban durante el otoño de 2017 sino que, en esta primavera de 2018, en algunas zonas, hubo problemas de suelos encharcados y ríos desbordados. La fenología vegetal fue retrasada en su conjunto entre unas dos o tres semanas (según especies, fases y zonas geográficas). En general, la llegada de las aves reproductoras estivales fue algo retrasada o en fechas normales.