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![]() Como se comentó con anterioridad, la convección se puede presentar en un amplio espectro de estructuras nubosas: desde las simples nubes de desarrollo de escasa penetración vertical que incluso no llegan a dar precipitación, pasando por las tormentas aisladas de unos kilómetros de dimensión horizontal y ciclos de vida que no llegan a media hora, hasta las estructuras convectivas de mayor tamaño, organización y complejidad formada por un conjunto de células tormentosas que conforman los sistemas convectivos de mesoescala (SCM, de ahora en adelante). En este último caso las dimensiones horizontales llegan a ser del orden de decenas y centenas de kilómetros, con ciclos de vida que en algunos casos pasan de las 24 horas. Estas últimas estructuras han tenido, y tienen, un alto interés entre la comunidad científica y, por supuesto, su predicción es uno de los problemas más importantes que se plantea a los predictores ya que sus efectos producen un gran impacto social en muchas de actividades humanas: lluvias intensas y persistente que pueden producir inundaciones repentinas, granizo, rayos, tornados, etc. La distinción entre simples estructuras convectivas y los sistemas convectivos de mesoescala es evidente si utilizamos para ello los datos que nos suministran las sistemas de teledetección. Si tomamos como base las imágenes de satélite, podemos observar, a simple vista, la diferencia espacial (y temporal si disponemos de una secuencia de ellas) entre los simples núcleos convectivos, en esta imagen VIS, y la que se presenta en la siguiente, donde se observan dos SCM en el área Mediterránea. Ni que decir tiene que la dinámica de estas últimas estructuras es completamente diferente a las primeras. Basta comentar algunas de sus propiedades mas importantes:
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