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![]() Propagación. La segunda componente del movimiento del SCM es la propagación, P, y está relacionada, de una u otra forma y en primera instancia, con el entorno mesoescalar donde se desarrolla y mueve el sistema. La propagación, al igual que el movimiento de los SCM, se puede dividir según la dirección de regeneración de nuevas células respecto a la dirección del flujo medio. En última instancia la intensidad de regeneración, respecto a la traslación de las células ya conformadas, va a condicionar el tipo del movimiento global del sistema. Antes de la formación del SCM, y supuesta una determinada área favorable para el desarrollo, es posible evaluar, de una forma SIMPLISTA, el posible movimiento de un SCM. Para ello consideraremos que la propagación es igual al viento máximo en capas bajas cambiado de signo. Para nuestros propósitos consideraremos el viento en 850 mb como referencia. Una aproximación más realista debería de tener en cuenta el movimiento de la frontera ligada al microfrente de racha, producida por las células ya existentes, y al flujo en capas bajas que interactua con dicho microfrente de racha. Los diferentes procesos envueltos en la propagación pueden actuar de forma tal que UN MISMO RESULTADO (la intensidad de propagación) puede ser generado por diferentes mecanismos. Ésta es básicamente la problemática que encierra el movimiento del SCM. Ya que la regeneración continuada de células convectivas es el aspecto a analizar se deberán emplear las observaciones de teledetección que nos permitan observar: cúmulos y cumulonimbus incipientes, microfrentes de racha, zonas de convergencia, etc.,. entre otros elementos. Las imágenes VIS son básicas para observar estas características, su limitación actual es la baja resolución temporal y espacial que es necesaria para estos menesteres. El radar podría ser útil una vez que las anteriores células crecen de forma considerable. Menos útiles son las imágenes IR pero a veces son los únicos datos que disponemos. |