Respecto
al tercer grupo, las situaciones tipo DANA, es más difícil
tratar de establecer condiciones medias. Incluso la posibilidad de trasladar
los campos básicos para cada una de las situaciones a un grid de
referencia, centrado en la posición de la DANA, no parece adecuada
para tratar de extraer esas condiciones medias, ya que la interacción
del flujo en niveles bajos con la orografía es diferente para las
distintas posiciones de la DANA.
Por ejemplo, tomando como
referencia los dos casos que se mostraron anteriormente se observa que,
aunque en los dos casos existe un flujo de componente
sur en el flanco este de la DANA en niveles medios (700 mb),
el flujo en superficie es completamente diferente (del E en el caso de
la DANA en el golfo de Cadiz, canalizado hacia el estrecho de Gibraltar
y de componente S en el caso de la DANA sobre la Península, canalizado
hacia el valle del Ródano). Estas diferencias harían que
los mapas medios del flujo en niveles cercanos al suelo no tuvieran ninguna
utilidad.
La principal característica
común a las situaciones tipo DANA, que por otro lado es de gran
importancia a la hora de delimitar las zonas en las que pueden aparecer
fenómenos convectivos organizados, está relacionada con las
circulaciones inducidas en niveles bajos por la anomalía de vorticidad
potencial en niveles altos que acompaña a la DANA (Hoskins, McIntyre
y Robertson, 1985). La anomalía de vorticidad potencial en niveles
altos induce una circulación ciclónica que se propaga hacia
abajo en la atmósfera y esta circulación inducida en niveles
bajos es capaz de modificar la configuración térmica a estos
niveles, advectando aire calido hacia el norte en su parte delantera y
dando lugar a la aparición de una dorsal térmica. Sobre
esta dorsal térmica, situada en el flanco este de la DANA (con algunas
variaciones de caso a caso), se desarrollan los SCM en estas situaciones.
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