El
estudio de diagnóstico de la ciclogénesis explosiva que tuvo
lugar durante el día 5 de Noviembre de 1997 al oeste de la Península
Ibérica, ha puesto de manifiesto la presencia de algunos factores
o ingredientes que se consideran necesarios para el desarrollo de
este tipo de fenómenos. Revela además un ciclo de vida característico
del precursor de niveles altos, que se desarrolla a partir de una perturbación
elongada en niveles altos y asociada con un sistema chorro/frente en la
troposfera media/alta. Como en otros estudios anteriores, se ha visto que
no existe un único responsable del proceso ciclogenético,
interviniendo en el desarrollo de la baja en superficie una combinación
de procesos dinámicos y físicos que tienen lugar en diferentes
niveles de la atmósfera.
En primer lugar, el diagnóstico
del precursor de niveles altos nos ha permitido encontrar un ciclo de vida
característico en relación con el proceso ciclogenético:
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Inicialmente,
existe una región elongada de alta presión sobre la tropopausa
dinámica que caracteriza al precursor al W de las Islas
Británicas. El máximo de vorticidad asociado al precursor
consiste fundamentalmente de vorticidad por cizalladura, con un máximo
de viento de componente N en su flanco oeste.
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Mientras
el precursor de niveles altos se desplaza hacia el SSW se produce un proceso
de contracción longitudinal, adquiriendo una forma más
redondeada e isótropa, aislándose de la anomalía de
presión sobre la tropopausa que sigue existiendo al W de las Islas
Británicas. Al tiempo que esto ocurre se produce un aumento significativo
de vorticidad por curvatura. El precursor se encuentra situado en la zona
de salida izquierda del máximo de viento, que se ha intensificado.
Hasta estos momentos, la baja en superficie continua desplazándose
hacia el este, sin interaccionar con el precursor.
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Una
vez que el precursor de niveles altos se sitúa justo corriente arriba
de la baja en superficie, comienza el proceso de desarrollo explosivo de
la baja, con caídas de presión de aproximadamente
18 mb en 12 horas. En este período el máximo de vorticidad
asociado al precursor va disminuyendo en intensidad, principalmente debido
a una disminución de la vorticidad por cizalladura (asociada a un
debilitamiento del máximo de viento en el flanco oeste del precursor),
mientras se profundiza la ciclogénesis.
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