En superficie, una baja térmica afecta al interior peninsular, como prolongación de la baja africana. En ausencia de flujos superficiales definidos, es el forzamiento térmico el responsable de los ascensos. Como en los tipos anteriores, se generan movimientos horizontales de las masas de aire superficiales, que pueden provocar nuevas elevaciones, motivadas ahora por la topografía y por la convergencia de flujos.

En 500 hPa, aparece una ligera vaguada con eje en el centro oeste peninsular. El débil forzamiento dinámico positivo (zona de advección de vorticidad positiva de la vaguada) afecta al nordeste peninsular. La topografía pirenáica facilita el disparo de procesos convectivos, que se ven favorecidos, por una parte, por las condiciones dinámicas de la troposfera media y, por otra, por la inestabilidad atmosférica en las zonas con bajas temperaturas en 500 hPa, en las inmediaciones de la vaguada.

Este tipo puede considerarse como una situación anterior a la del tipo D5.

Presenta un clarísimo máximo en verano y un mínimo muy marcado en invierno.

© AEMET. Autorizado el uso de la información y su reproducción citando a AEMET como autora de la misma.