Una baja mediterránea en superficie se insinúa sobre Cerdeña, y su posición relativa con respecto al anticiclón europeo, genera flujo del nordeste. En otoño o principios de invierno, cuando el Mediterráneo está relativamente más caliente que el aire europeo que se le advecta, se favorecen aún más los fenómenos convectivos, acentuados por el forzamiento topográfico del relieve insular.
La precipitación sólo cae en Baleares, debido a que en el resto de la zona nordeste española el viento tiene carácter terral, por la componente centrípeta del flujo superficial en torno a la borrasca. Además, influye el forzamiento dinámico negativo de la dorsal en 500 hPa que se aproxima.
Este tipo presenta máximos invernales, ligados a la mayor actividad ciclogenética sobre el Mediterráneo en esta época del año. En verano, como el resto de tipos del grupo, practicamente no aparece.