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Conclusiones. |
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La nieblas de advección en verano se generan por enfriamiento y saturación del aire que circula sobre un área del mar con temperatura inferior a la del aire y dependen para su formación de una conjunción de condiciones entre las cuales destacan:
1.-La estabilidad, que se manifiesta en una débil o moderada inversión de temperaturas próxima al suelo junto con elevadas temperaturas hasta 850 mb. Esta inversión proviene de la subsidencia del anticiclón situado al norte de la Península combinada con una advección cálida y seca debida al flujo suave de aire, proveniente del sur, que alcanza el Cantábrico y provoca un ascenso de temperaturas en el estrato superficie-850 mb. Junto al suelo las temperaturas se mantienen más frescas en el litoral por la presencia del mar, generando la inversión.
En altura, en el nivel de 500 mb, existe una amplia dorsal.
2.- La existencia de afloramientos de aguas frías en la proximidad de la costa, que se producen cuando soplan vientos de componente este durante uno o más días, desplazando las aguas costeras superficiales hacia la derecha (alejándose de la costa), surgiendo aguas profundas junto a la costa, de menor temperatura. La cantidad de agua aflorada depende de la dirección del viento y su intensidad. A mayor intensidad corresponde un mayor afloramiento y cuando la dirección es paralela a la costa ( 090º-este) también se incrementa.
3.- La sustitución de una situación anticiclónica por otra en que las bajas presiones relativas de origen térmico peninsular extienden su influencia de forma progresiva a todo e Cantábrico.
El desplazamiento hacia el norte del anticiclón situado inicialmente próximo al Cantábrico, permite su sustitución por la baja térmica peninsular que afecta a Asturias primero y al resto del Cantábrico después. Hacia este núcleo de bajas presiones durante la noche, convergen vientos procedentes de la zona marítima donde se encuentran las altas presiones y una brisa terral muy débil (en general inferior a 1 o 2 m/s ).
Este aire marítimo al discurrir sobre aguas relativamente más cálidas que las procedentes de los afloramientos, eleva su temperatura y contenido de humedad, de forma que cuando llega a la zona de aguas frías próxima a la costa, se enfría y satura produciendo la niebla.
Los vientos procedentes de esta dirección, nordeste o norte, y por tanto de aguas cálidas, son claves para la formación de la niebla cuando las condiciones de existencia de afloramientos e inversión de temperaturas se cumplan.
El viento diurno, de mayor intensidad en las horas centrales del día, disipa la niebla, cuando ésta es de reciente formación (primer y segundo día), y no lo logra cuando se ha incrementado su espesor con el paso del tiempo por enfriamiento del tope de la capa de nieblas, debido a la mezcla turbulenta y al enfriamiento radiativo durante la noche. También la presencia de áreas más extensas de aguas frías en la costa occidental de Asturias, así como sus menores temperaturas permite la persistencia de las nieblas que adquieren mayor espesor con el transcurso de los días.
La disminución del viento da lugar a dos efectos, uno de ellos se manifiesta en la dificultad para la disipación de la niebla durante el día, y otro en forma de una brisa terral muy débil durante la noche que impide la formación de la niebla sobre el afloramiento frío costero debido, sobre todo, a la ausencia de mezcla necesaria para que el enfriamiento y saturación se extiendan a un cierto espesor , que en caso contrario se limitarían a una fina capa más próxima a la superficie del agua.
Esta situación de nieblas costeras llega a su fin por varias razones, siendo la fundamental un cambio de viento al cuarto cuadrante, ya sea por la presencia de un frente frío de verano, que trae vientos del NW por delante o debido a la estructura mesoescalar que genera la propia niebla, creando un alta sobre la niebla, en la parte más espesa, al oeste de Asturias, y por el contrario una baja relativa al este del cantábrico. Esta situación de presiones da lugar a vientos del NW ( superior a 10 kt) que arrastran la niebla hacia el este y producen un aumento del proceso de mezcla turbulenta, enfriando las capas superficiales y transmitiendo el enfriamiento hacia arriba, levantando la inversión y dando lugar a una capa inestable que convierte de forma progresiva la niebla en estratos.
El País Vasco no está afectado por este tipo de nieblas, excepto cuando en su movimiento alcanzan la costa oriental de Vizcaya, transformándose progresivamente en estratos más al este.